Seguimos sin pensar la Corriente del Golfo, que es como una serpiente emplumada de oro hacia el Sol cegador. Deslumbrados, sin otra referencia que el fragor de las olas, como lobos de mar ponemos al instinto a gobernar la nave. Hoy somos animales, una manada nómada en las praderas de agua del océano.
[Sigue]
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